sábado, 22 de diciembre de 2018

Pequeños techos para grandes decorados.

Una de las técnicas de efectos especiales mas utilizadas en los años cuarenta y cincuenta, cuando casi todos los decorados se construían en platós de cine y apenas se rodaba en localizaciones reales, era la de las maquetas corpóreas para completar decorados.  Hablando de interiores, generalmente de  grandes salones, los decorados se solían construir hasta una altura aproximada de tres metros.  Por encima de ellos estaban las luces y focos que iluminaban  dichas estancias.   Estos grandes decorados, se construían sin techo, y si ocurría que el director quería un plano general, se necesitaba tapar  los focos  que aparecían tras los decorados y el techo del estudio. Para ello, se utilizaba muy  a menudo  uno de los trucos ópticos mas viejos del cine, la falsa perspectiva.

En este  caso  se trataba de colocar un techo corpóreo  construido a escala reducida, o pintado en cristal cerca de la cámara, encajado con el decorado. De esta forma, mirando por el visor se veía el techo  en miniatura   encajado y completando el decorado.  Este truco  era muy habitual y conocido por la mayoría de los directores artístico del cine español de aquellos años. Hoy en día, olvidado y reemplazado por los efectos digitales, pocos decoradores debe haber que conozcan este truco y menos aún los que lo hayan usado, a no ser que estemos hablando de los más veteranos.

Aunque la mayoría de los decoradores  de  cine  español en los años cuarenta usaban esta técnica, hoy vamos a repasar algunos ejemplos de maquetas para techos de interior en películas de uno de los más grandes directores de arte en el cine español, Enrique Alarcón

Alarcón fue un especialista en este tipo de efectos de falsa perspectiva.  Comenzó a usarlos  a principios de los años cuarenta con maquetas corpóreas, tras haber trabajado como ayudante de Pierre Schild, un decorador ruso-francés que introdujo en España estos efectos con maquetas para completar decorados.


Maqueta corpórea de la parte superior del decorado y techo interior. Diseño de Alarcón y  construido por Enrique Bronchalo  para  la película  Huella de luz (1943) rodada en los estudios Trilla- Orfea de Barcelona.



La comedia Deliciosamente tontos (1943)  se rodó con el mismo equipo, en los estudios Trilla-Orfea, con Alarcón diseñando y Bronchalo como jefe de construcción. Se utilizaron varias maquetas corpóreas de techos de varios decorados de interior.




Un detalle que solía utilizar Enrique Alarcón, era incluir una lámpara de araña en miniatura colgando del techo maqueta para dar más realismo al plano. 



Para La princesa de los Ursinos (1947) esta vez rodada en los estudios Sevilla Films de Madrid, Bronchalo contó con Francisco Prósper como ayudante en la construcción de decorados y maquetas, bajo la supervisión de  Alarcón.





En la película de temática  bíblica El beso de Judas (1953), Enrique Alarcón trabajó con otro de los grandes de la construcción, Francisco Asensio, y que sería su constructor habitual en la mayoría de películas de los siguientes años. Se construyeron maquetas de techos que completaban decorados como el del salon de Poncio Pilato.



Alarcón en el decorado mientras los escayolistas terminan de ajustar el capitel en la columna.


Pero Alarcón llevó su  magistral habilidad con las maquetas a límites insospechados.
Creó todo un escenario en miniatura en el que solamente una pequeña porción de suelo y fondo eran reales. El actor caminaba en línea recta hacia la cámara y se detenía arrodillándose. Todo cuanto se ve alrededor era una maqueta detallada perfectamente encajada.


Continuando con las películas de reconstrucción histórica, Alarcón se enfrentó a la tarea de reconstruir el salón del trono del Palacio Real para la película Donde vas Alfonso XII (1958) Suelo y paredes se construyeron en los estudios CEA en Madrid. En esta ocasión la maqueta del techo construida por Asensio, la pintó uno de sus ayudantes, Antonio de Miguel, que era un excelente pintor de forillos y bajo la dirección de Alarcón realizo varios trabajos de maquetas pintadas en cristal.  El resultado final de la escenografía de la película fue tan realista que un critico escribió en  su nota para prensa que el decorador jefe no debió haberse agobiado demasiado ya que se ve claramente que lo habían rodado en el Palacio Real.



Para la continuación de dicha película unos años después Donde vas triste de ti (1960) de nuevo Alarcón con Francisco Asensio usaron una maqueta corpórea para el techo de un salón de baile que Antonio de Miguel se encargó de pintar.


Un último ejemplo en la película La mujer perdida (1966)  una vez más en los estudios CEA con Asensio en la construcción y Antonio de Miguel pintando la maqueta del techo de otro  gran salón.






Ejemplos de estos trucos hay muchos,especialmente en las películas de los años cuarenta y  cincuenta. La técnica de las maquetas encajadas se ha mantenido en uso hasta hace un par de décadas. Con la llegada de los efectos por ordenador estos trucajes han caído casi en el olvido.  
Yo que soy un gran fan de esta técnica he  creado un grupo de Facebook para mostrar y compartir fotos. Por si alguien está interesado solo tiene que buscar en Facebook  " Hanging and Foreground Miniatures" que es nombre con el que se conoce a esta técnica en ingles.



jueves, 16 de agosto de 2018

Ramón Moya, constructor de decorados.

  Hace poco me he enterado del fallecimiento del constructor de decorados Ramón Moya. Una gran pérdida para nuestro cine, ya que con su perdida se desvanece la memoria viva de una importante parte de la historia de nuestra cinematografia.

   Ramón comenzó a trabajar en cine a mediados de los años cincuenta. Su padre tenía una carpintería y él desde niño aprendió el oficio. Con catorce años comenzó con el constructor Francisco Asensio en los Estudios CEA y pronto pasó de ser un simple carpintero de rodaje a jefe de carpintería. Formando parte del equipo de Asensio y de Paco Prosper, trabajó en la mayoría de las grandes producciones americanas rodadas en España en los años sesenta y setenta. El Cid, 55 días en Pekín, Lawrence de Arabia,  la batalla de las Ardenas, Patton, Nicolás y Alejandra, etc. 

55Dias en Pekin

La caida del Imperio Romano

  A principios de los ochenta empezó a trabajar ya como jede de construcción y creó su propia empresa, que hasta la fecha se ha convertido en la más exitosa del cine español.  Aparte de  continuar creando decorados para producciones extranjeras como: Conan, El imperio del Sol, El Barón de Munchause, Gladiator, Asterix y Obelix en los juegos olímpicos, etc..  También ha construido escenografías para películas nacionales como El Laberinto del Fauno, Los Otros, Sangre de Mayo o Las brujas de Zugarramurdi. Sus películas se cuentan por cientos y sería imposible recordarlas todas.

Asterix y Obelix

El Barón de Munchausen

El Laberinto del Fauno

El Imperio del Sol

Tiovivo c.1950

  La Academia de cine no concede premios Goya en la categoría de construcción de decorados, si no Ramón Moya tendría  una veintena de ellos en su haber. Sin embargo si le concedieron un premio especial por su carrera en el año 2012.


  Hace unos siete y ocho años le entrevistamos Antonio y yo para nuestro libro sobre efectos especiales "Los alquimistas del séptimo arte" Fue una gozada pasar unas horas de charla con él en su oficina oyendo las historias y anécdotas de su vida profesional.   


  Profesionalmente  nunca trabaj´r directamente para su empresa, pero si colaboré en algún que otro trabajo de publicidad en los que construí atrezo y elementos específicos para decorados creados por Moya. Estuve en su taller de visita, y alguna vez trabajando, ambientando algún decorado. 

  Ramón Moya supo continuar la tradición de los grandes constructores de dorados como Francisco Asensio, Enrique Bronchalo o Paco Prósper.  Se rodeó de los mejores profesionales que había  en los oficios artesanales; carpintero, pintores y escayolistas. Construcciones Moya continua como una de las mejores empresas de construcción de decorados de Europa, sus hijos que trabajaban con él desde hace años, conocen bien el oficio y continuaran ofreciendo calidad y buen trato.

  De las numerosas historias y anécdotas que nos contó, voy a rescatar solo dos. Y no de películas famosas, sino de dos proyectos que no se llegaron a  rodar, aunque en su preparación se gastaron bastante dinero. Uno fue el proyecto de David Lean Nostromo.  Se comenzaron a construir decorados en las afueras de Madrid, en Colmenar, los exteriores de un puerto. Incluso se había construido  el casco de un barco sobre unos raíles para que se moviera y pareciese que entraba en el puerto.  Los problemas de salud del veterano director inglés paralizaron el proyecto y nunca se llego a rodar.
 El otro fue Las cruzadas, un proyecto que debía dirigir Paul Verhoeven con Arnold Schwarzenegger. Moya y su equipo se desplazaron al castillo de Loarre en Huesca, y allí comenzaron la labor de reconstrucción. Se levantó toda una muralla derruida, se reconstruyeron y agrandaron partes del castillo y se arreglaron los interiores. Incluso se habían alquilado unas enormes naves vacías en Alicante para acomodarse y construir  los decorados de la ciudad de Jerusalén.  Se había invertido ya bastante dinero y sin saber muy bien porque la producción se paralizó y nunca se llegó a rodar. Aunque años más tarde Ridley Scott retomó un proyecto similar , El reino de los cielo, que se rodó entre Marruecos y España, en parte en el castillo de Loarre.


  Con Ramon Moya se va otro de los grandes veteranos de nuestro cine, representante de un oficio importante para la industria del audiovisual. Su nombre es un referente y lo seguirá siendo en manos de sus hijos. Su memoria quedará viva para siempre en los cientos de películas en los que trabajó y atreves del recuerdo de los que le conocimos. Mandamos desde aquí nuestro afectuoso saludo al maestro y un abrazo a su familia y amigos. 

domingo, 10 de junio de 2018

Feroz(1984) Posiblemente, el primer animatronic español.


Hoy toca hablar de animatronics.  ¿Y qué es eso? Hoy en día es una palabra de uso frecuente en el medio cinematográfico, especialmente en los efectos especiales de maquillaje. Animatronica es la técnica mediante la cual se simulan los movimiento naturales del ser humano o de otros animales, por medios mecánicos o electrónicos. En cierta forma un animatronic es un robot creado para realizar movimientos específicos y crear una ilusión de realidad.  Su uso es bastante generalizado en los efectos especiales para cine y en la creación de figuras para parques temáticos, museos etc.
Ya en el cine mudo se usaron algunos monstruos y criaturas manipuladas por mecanismos rudimentarios, como el dragón de "Los Nibelungos" ( 1922, Fritz Lang)  

Para la versión de 1933 de "King Kong", aparte de los maravillosos efectos de animación stopmotion de Willis O´Brien, se construyeron la cabeza y mano a tamaño real de Kong, con mecanismos que le daban vida y expresión. 

Los hermanos Marcel y Víctor Delgado trabajando en la mano mecánica del King Kong de 1933.

Ejemplos en el cine americano hay muchos, desde el pulpo gigante de "20.000 leguas de viaje submarino" (Richard Fleischer, 1954) 



Hasta el" King Kong" de  John Gullermin en 1976. Mano mecánica del King Kong de 1976.


Y como no, el impresionante T. Rex de "Parque Jurasico" (Steven Spielberg, 1993) Hoy en día la técnica del animatronic sigue evolucionando con increíbles resultados.


 Pero vamos a los animatronics en el cine español. Si, ciertamente hay pocos, pero hoy vamos a ver uno de los primeros.  
Buscar cual fue el primer animatronic del cine español se me antoja realmente difícil aunque quizás algún día con más tiempo intente hacer una búsqueda en profundidad.  Así recordando por encima, no se me ocurre nada reseñable anterior a los años setenta.  Animatronic es generalmente sinónimo de criatura fantástica o monstruo. Con lo cual hay pocos ejemplos en el cine español y  casi nada anterior a los años ochenta.  Me viene a la memoria  ahora la película de Juan Piquer Simón "Viaje al centro de la Tierra" (1977) en la que aparecen algunos monstruos y dinosaurios, aparte de un gorila gigante. Esas criaturas estaban manipuladas a mano y con varillas.  Se crearon bajo la supervisión de Francisco Prosper, pero  no creo que puedan considerarse animatronics.

Probablemente la primera vez que se vieron estos efectos en el cine español fue con la superproducción americana Conan (John Millius, 1982) rodada íntegramente es España. El técnico inglés Nick Allder supervisó la construcción de una serpiente gigante , y el técnico italiano Carlo de Marchis creó varios animatronics  de tamaño menor para cabezas falsas, un buitre,  y la serpiente en la que se transforma Thulsa Doom.

Nick Allder con  los mecanismo de la serpiente gigante. 

Carlo de Marchis en el rodaje del animatronic de la serpiente tras la transformación. 


El maquillador José Antonio Sánchez  era el jefe del departamento de maquillaje en esa película y de seguro  tuvo oportunidad  de observar cómo funcionaban los animatronics de Carlo de Marchis. 
José Antonio Sanchez maquillando a  Arnold Schwarzenegger. 


Poco después  le llegaría el encargo de crear el que probablemente sea el primer animatronic del cine español.  Y no fue para una película de género fantástico ni de terror. nada de eso, el productor Elías Querejeta le preguntó si era posible hacer un oso realista para la siguiente película de Emilio Gutiérrez Aragón. Sánchez que durante esos últimos años había  trabajado en equipo con el maquillador Ramón de Diego,  contacto con él y vieron la posibilidad de hacer el oso. 

La película  se titularía "Feroz" (Emilio Gutiérrez Aragón, 1984) El productor Querejeta  les pidió que  empezasen a trabajar para ver si lo del oso podía funcionar. Si la cosa no prosperaba, la produccion  se cancelaba.  La película narra la historia de un joven convertido en oso y de cómo debe ser educado, o más bien adiestrado por un psicólogo  interpretado por Fernando Fernán Gómez. Evidentemente  se trataba de un actor (Javier García) con un disfraz de oso. El problema era  la cabeza  y ahí es donde Sánchez y de Diego crearon el animatronic con movimiento en la mandíbula, el hocico  y las orejas.





José Antonio Sánchez y Ramón de Diego se pasaron varias semanas con el animatronic de la cabeza hasta que al final consiguieron un resultado bastante realista. Funcionaba con servos manejado a control remoto y un esqueleto interior articulado que en realidad era un cráneo de oso al que habían hecho unos orificios para aligerarlo y al que habían acoplado unos mecanismos para articularlo. Usaron una piel de oso real, que ajustaron al cráneo y confeccionaron un traje para el actor.  Para sujetar la mandíbula se construyó una estructura de poliéster y fibra de vidrio a forma de esqueleto que  se unió a la mandíbula del oso.

 Fotos cedidas por  de Ramón de Diego  para el libro "Los alquimistas del séptimo arte".




Los ojos eran los del actor. Y quizás aquí reside el principal problema, ya que resultan demasiado juntos para la enorme envergadura de la cabeza del oso, restándole verosimilitud.  Los ojos de un oso deberían estar más separados y menos frontales. Dejando aparte los  inevitables inconvenientes causados por la necesidad de adaptar un oso real a las medidas de una cabeza humana, el resultado es perfectamente creíble y muy logrado, sobre todo teniendo en cuenta que es algo que nunca antes habían hecho ni Ramón de Diego ni José Antonio Sánchez.

Ramón de Diego con el oso. 




José Antonio nos contó que para ver si era suficientemente realista, hicieron de nuevo una prueba de lo más sencillo, salieron del taller con el disfraz a la calle  y al ver la reacción de pánico de la gente supieron que habían hecho un buen trabajo. Querejeta quedó convencido, la película se rodó y el oso mecanizado hizo su trabajo.


En los años ochenta se realizaron algunos (pocos) trabajos más con animatronics en el cine español.  En gran parte realizados por técnicos extranjeros residentes en España como el ya mencionado Carlo de Marchis en películas como "Leviatán/Monster dog" ( Claudio fragoso, 1984) o "Slugs"( Juan Piquer, 1988) o el británico Colín Arthur en "La grieta" (Juan Piquer, 1989) En los noventa comenzaron a aparecer una nueva ornada de técnicos de efectos de maquillaje que empezarían a atreverse a hacer sus primeros animatronics ( Amador Rehak, Poli Cantero, David Martí, Tato Pons, etc.)

 Durante las últimas décadas han aparecido nuevos nombres que han perfeccionado sus habilidades en producciones nacionales y extranjeras.  los animatronics,. como cualquier otro oficio se perfecciona con la práctica y aunque tenemos técnicos de gran talento, por desgracia no tienen las suficientes oportunidades  como para llegar a los niveles de perfección de las producciones americanas o británicas. Aunque cuando hay medios, el resultado es completamente asombroso como en "Un monstruo viene a verme" (2016, J. A. Bayona) en la que Xavier Bastida y Javier Coronilla crearon un magnífico animatronic para la empresa DDT ( David Martí y Montse Ribé) Aunque es cierto que en  la mayor parte de los planos, lo que  vemos es  al gigante generado por ordenador.

Rodaje del  gigante mecánico de Un monstruo viene a verme (2016) 




lunes, 30 de abril de 2018

Transparencias y retroproyección en el cine español.

   Probablemente algunos de vosotros, quizás los más mayores, recuerden haber oído el termino transparencia asociado a los efectos especiales del cine antiguo.  Hoy evidentemente con las técnica digitales se ha superado y es una técnica que ha caído en el desuso y prácticamente en el olvido. Y justamente por eso vamos a hacer un pequeño repaso a dicha técnica con algunos ejemplos. 

  Lo que en España llamábamos transparencias era denominado, más correctamente, por los anglosajones como retro proyección  "Rear Projection". La técnica es bastante sencilla. Los actores  se colocan delante de una pantalla sobre la que se proyectan imágenes en movimiento. La singularidad del truco es que se proyecta desde detrás de la pantalla y la imagen aparece en el frente. De esa forma la cámara  filma a los actores con una imagen de fondo previamente rodada. Esta técnica se usaba  muy a menudo  en el cine clásico de los años cuarenta y cincuenta, aunque estuvo en uso hasta hace poco.  La finalidad fundamental de este truco es la de poder rodar en los estudios de cine planos cortos y medios de actores  que supuestamente se encuentran en exteriores, sin tener que salir a la localización.  Era muy indicado para rodajes de interiores de coches, o vagones de trenes  en los que se colocaba la pantalla de retro proyección en las ventanas de los coches o vagones-decorado y se veían las imágenes del exterior mientras los actores  desarrollaban sus diálogos.

 Esquema de rodaje con retro proyección. 


   Una variante  similar del truco es el de la  pantalla azul o Blue screen. Aunque este es algo más complicado ya que se filma a los actores delante de una pantalla azul , o verde, y después se sustituye el fondo azul por  una imagen previamente filmada. Con este sistema podían  quedar en los bordes de las figuras de los actores unos restos de material original que no terminaba de desaparecer creando un efecto  extraño que delataba el truco.
   Con la  retroproyección no existía este peligro aunque la dificultad estaba en la correcta  iluminación de los actores para ajustarla completamente a la del fondo proyectado.  Este efecto se usó extensivamente en el cine español de los años cuarenta y fue progresivamente desapareciendo con la salida de los rodajes a exteriores.



Antonio Vico conduce un tranvía en la película "Fortunato" (1941, Fernando Delgado) Transparencia rodada en los estudios Chamartín, Madrid. 

   En la mayoría de los estudios de cine españoles ternían pantallas de retroproyección ( Chamartín, Sevilla Films, Ballesteros en Madrid, y Trilla- Orphea en Barcelona) y los directores de la época conocían el truco y lo usaban a menudo.  El publico de la época lo aceptaba con naturalidad.

"Viaje sin destino" (1942, Rafaél Gil) Estudios Trilla-Orfea, Barcelona.


"Neutralidad" (1949, Eusebio Fernandez Ardavin) Estudios Sevilla Films, Madrid

El director y el protagonista durante el rodaje de la escena con la pantalla de retro proyección al fondo. 

   Ya en el año 1941, Luís Marquina Pichot, dio una conferencia en la escuela especial de Ingenieros industriales en Madrid en la que explicó el uso de este trucaje: “la transparencia es sencillamente la proyección del fondo ante el cual realizan su escena los actores. Desde luego es el procedimiento más perfecto para fotografiar cualquier decorado que deba estar en movimiento: auto, tren, avión, barco, caballos, etc. Ante la pantalla de la transparencia se construye el interior del decorado correspondiente, supongamos, un vagón de tren. Bastará impresionar desde un tren autentico, el paisaje que se desee reproducir. La única dificultad aparente consiste en que la cámara tomavistas y la que proyecta el fondo deben marchar en perfecta sincronía, de modo que coincidan las obturaciones, pues de lo contrario, en lugar del fondo movible, obtendríamos un fondo totalmente negro”. Menciona Luís Marquina un magnifico proyector de transparencias que había en los estudios Chamartín, en Madrid. Con una intensidad de 200 amperios en el arco, pudiéndose variar las dimensiones de la pantalla que sirva de fondo  hasta tamaños que  podían reproducir por ejemplo: una terraza que da al mar, una tienda cuyos escaparates dan a la calle o un café desde el que puede verse el exterior de las calles de cualquier ciudad del mundo.

 José Isbert conduce por Madrid en "Un día perdido" (1954, José María Forqué) cuando en realidad estaba en los Estudios Ballesteros con la pantalla de transparencias detrás de la ventana del falso coche. 

El director de arte Enrique Alarcón utilizó las trasparencias en  varias ocasiones “había un proyector que proyectaba por retro lo que se había filmado previamente desde un tren, un coche u otro vehículo apropiado. Luego, el positivo obtenido se proyectaba desde atrás y los actores se colocaban en el decorado situado delante, con un falso volante en las manos y hacían como que conducían mientras decían las frases del dialogo”. 
En los años cincuenta, con la llegada del cine a color en España esta técnica se fue desechando ya que el trucaje resultaba mucho más obvio. Como señala Enrique Alarcón “El blanco y negro toleraba muy bien las transparencias, y lo cierto es que nadie se daba cuenta de ellas”. Evidentemente al público de hoy en día le resultan muy evidentes aquellos trucajes que sin embargo eran aceptados por los espectadores de aquellos años.

Las nuevas tendencias estéticas en los años cincuenta y sesenta potenciaron los rodajes en exteriores y paulatinamente se fue abandonando el uso de las transparencias, aunque tanto en el cine español como en el  resto del mundo se continuó utilizando esta técnica. Algunos directores como Alfred Hitchcock, fue uno de los que continuaron usándolo con frecuencia  hasta sus últimas películas.  





Rodaje de escena con retroproyección en los estudios Universal para la película "Cortina rasgada "(1966, Alfred Hitchcock)


martes, 9 de enero de 2018

Héroes del Aire (1958) maquetas y explosiones

 Hace poco pude ver en televisión una película española que no conocía y que me sorprendió por los efectos especiales, Héroes del Aire (1958, Ramón Torrado). No quiero decir  que estos fuesen my numerosos o espectaculares.  La película muestra simplemente los efectos necesarios para contar la historia. En cuanto a esta mejor no hacer mucho hincapié en el asunto, ya que se trata de una de esas películas de  temática política de ensalzamiento del heroísmo y abnegación de  los militares  españoles, del bando nacional, por supuesto.  Aunque la acción se desarrolla en la postguerra, tiene varios flashback sobre la contienda nacional mostrando el heroísmo de los pilotos del bando franquista.

Dejando aparte la cansina temática propagandística,  las escenas de acción  están bastante bien resueltas. Teniendo en cuenta la fecha de producción y los escasos recursos del cine español de esos años, el uso de maquetas  está bastante logrado y los efectos pirotécnicos son suficientemente realistas.

Técnicamente es un producto correcto y adecuado al cine de aquella apoca, con una luminosa fotografía de Ricardo Torres y una buenos decorados de Augusto Lega. Los efectos especiales, como era habitual en la época, están sin acreditar. 

Destacan los planos de maquetas de aviones, rodados en vuelo nocturno. 



La escena del accidente está bastante bien resuelta con la explosión final de la maqueta  y  el paso al consiguiente decorado  a tamaños real en llamas.





Cabe destacar también unos planos de vuelo y bombardeo en los que se uso una maqueta  reproduciendo los campos  que sobrevuela el avión. Las dimensiones  de la maqueta debían ser más bien reducidas y la explosión delata inmediatamente el insuficiente tamaño de la miniatura.




Otro recuso bastante  utilizado en la película son los forillos pintados para los decorados que se construyeron en los estudios  Ballesteros de Madrid.  Aunque la calidad de  los fondos pintados es bastante notable,  este trabajo queda también sin crédito.



Lo dicho,  no es una gran película y la temática, o más bien la propaganda política, resulta soporífera.  Y no es que los efectos resulten de una excelencia  abrumadora, pero  habida cuenta del escaso uso de efectos especiales en el cine patrio de esos años, esta pequeña película destaca por su eficiencia y corrección.


Desgraciadamente no hemos podido averiguar quien estuvo  a cargo de los efectos especiales, aunque en aquellos años había pocos, muy pocos técnicos  españoles dedicados a esos trabajos, quizás Antonio Molina, los hermanos Manuel y Antonio Baquero, o Pablo Pérez, que eran los más destacados de esa época.