viernes, 4 de agosto de 2023

Pablo Pérez, pionero de los efectos especiales

 

                        Pablo Pérez, una vida dedicada a los efectos especiales

Pablo Pérez Muñoz   fue uno de los pioneros de los efectos especiales en el cine español.  En los años cuarenta aún no existían en los estudios de cine españoles departamentos específicos para crear los efectos especiales.  Esta era un labor que se repartían entre el departamento de arte, donde carpinteros, constructores, pintores y demás artesanos hacían maquetas, muebles y paredes falsas para ser destruidas, etc. Mientras que en el departamento de fotografía se encargaban de los trucajes ópticos y fotográficos. Cuando había que hacer una lluvia o una nevada, siempre había algún atrecista manitas que se encargaba de eso menesteres.  Entre los primeros que comenzaron a hacer estos trabajos, estaban también los hermanos Antonio y Manuel Baquero. No sabemos exactamente cuando comenzó Pablo Pérez en el mundo del cine, probablemente a finales de los cuarenta o principios de los cincuenta.  Trabajaba como profesor y aunque  no tenemos constancia de cómo fue su inicio en el cine, si sabemos que comenzó haciendo maquetas.  Algo a lo que era muy aficionado y  en lo que  tuvo oportunidad de lucirse en muchas ocasiones. Uno de los primeros títulos en los que tenemos certeza que trabajó fue en Todos somos necesarios, (1956, José Antonio Nieves Conde) película en la que colaboró en la realización de la maqueta del tren y el paisaje nevado en miniatura.


En la imagen superior se ve a Pablo Pérez a la derecha trabajando en la maqueta del tren. Abajo una imagen de la película.

Cuando  comenzaron  llegar las producciones extranjeras a España a mediados de los años cincuenta,  se crearon los primeros talleres de efectos especiales, bajo la supervisión de experimentado  técnicos ingleses y americanos como  Cliff Richardson, Bill Warrington, Alex Weldon.  Pablo Pérez fue uno de los primeros que comenzó a trabajar en los departamento de efectos especiales de los americanos junto con los hermanos Baquero,  en películas como Orgullo y pasión (1957, Stanley Kramer) o Salomón y la reina de Saba (1959, King Vidor)

Pablo Pérez en el rodaje de Salomón y Saba.

Poco después Samuel Bronston desembarcó en suelo español, con su grandes producciones y contrató a Alex Weldon, un veterano de los efectos especiales, como jefe del departamento en todas sus producciones. Pérez fue  su mano derecha durante los años de Bronston. En aquel equipo entraron una gran cantidad de jóvenes, como Basilio Cortijo, Fernando Pérez, Antonio Parra, Antonio Bueno,  y los mencionados Antonio y Manuel Baquero.  Toda aquella generación aprendió de los técnicos extranjeros trabajando en aquellas grandes producciones como Rey de reyes (1960, Anthony Mann)  El Cid (1961, Anthony Mann), 55 días en Pekín (1962, Nicholas Ray) o El fabuloso mundo del circo (1964) Henry Hathaway) y otras como Lawrence de arabia (1962) o Doctor Zhivago (1965) de David Lean.  Luego llegaron los italianos y las coproducciones europeas que también dieron mucho trabajo a los técnicos de efectos especiales con westerns, películas bélicas, de piratas, espías, etc.

Pablo enseñando a un especialista a manejar el arco en el rodaje de El Cid (1961)

Pablo Pérez fue uno de los primeros españoles en abrir su taller de efectos especiales independiente de los americano. Aunque no tenemos información suficiente para corroborar la fecha,  ya en el año 1960 aparece en los títulos de crédito de una película española como responsable de los efectos especiales María, matrícula de Bilbao (1960, Ladislao Vajda) y en otras películas españolas como A hierro muere (1962, Manuel Mur Oti) o Los chicos con las chicas (1967, Javier Aguirre)

Entre medias siguió trabajando con los extranjeros en películas como:  La batalla de las Ardenas (1965, Ken Annakin) El largo día del águila (1969, Enzo Castellari) o Nicolás y Alejandra (1971, Franklin Schaffner) o Marco Antonio y Cleopatra (1972, Charlton Heston)

Titulas de inicio de Marco Antonio y Cleopatra (1972) donde aparece por primera vez como jefe de efectos en una producción americana.

Pablo y algunos miembros de su equipo sentados sobre bombas de atrezo en el rodaje de La batalla de Inglaterra (1969)

A lo largo de los años setenta su filmografía se dispara trabajando en  producciones americanas como Los tres mosqueteros  (1973, Richard Lester)  o Sinbad y el ojo del tigre  (1977, Sam Wanamaker) pasando por coproducciones europea a como  la hispanos-alemana El valle de las viudas (1975, Volker Vogeler) o producciones españolas de todos los géneros; Pánico en el Transiberiano (1972, Eugenio Martín)  o Inquisición (1977, Paul Naschy) de terror,  y comedias como: Los pecados de una chica casi decente (1975, Mariano Ozores) o Madrid, costa Fleming  (1976, José María Forqué)


Dos fotos de ensayos de la flotabilidad en Almería del barco construido para Sinbad y el ojo del tigre (1977)


Pablo Pérez (con camiseta roja) En el rodaje de Los cuatro mosqueteros  (1974) pelicula para la  que construyeron un pequeño submarino, entre otros artilugios mecánicos. 



Ya en los años ochenta, su actividad comienza a disminuir y se centra en películas nacionales, realizado efectos para  comedias del productor José Frade como  Cristóbal Colón, de oficio descubridor (1982, Mariano Ozores) o La Hoz y el Martínez (1985, Álvaro Sáenz de Heredia)  También en  películas dramáticas como Mar Brava (1983, Angelino Fons) o La mitad del cielo (1986, Manuel Gutiérrez Aragón) y colaborando asimismo  en varias series producidas por Radio Televisión Española como  Las Picaras o Sonatas , ambas de 1983.  Durante los años setenta y ochenta, trabajan en el taller de Pablo Pérez, varios técnicos de efectos especiales como Tomas Urban, Fernando Pérez Escurra, o Francisco García. 

 Se retira del cine a medianos de los ochenta y se dedica plenamente a  dirigir un restaurante que había adquirido a mediados de los setenta  en la zona norte de Madrid. Falleció  en el mas absoluto anonimato como muchos otros profesionales del cine dejando tras de sí innumerables títulos míticos de películas de todos los géneros y nacionalidades. Uno de esos grandes profesionales que pasó casi sin reconocimiento público y que desde este Blog queremos recuperar. 

Muchas gracias a su hija Paloma por la información y material gráfico que nos ha cedido para este  breve artículo.

Pablo Pérez a la derecha junto a Alex Weldon supervisor de efectos de las películas de Samuel Bronston.