domingo, 22 de julio de 2012

capitulo 6



6º capítulo. Las últimas décadas. De los años 80, hasta hoy día. (1º parte)



Aunque las ventajas de rodar en España, ya no son las mismas que en décadas anteriores, todavía vienen algunas grandes producciones durante los ochenta, como: "Conan" (John Millius, 1982), "El imperio del sol" (Steven Spielberg, 1986), o "Los señores del acero" (Paul Verhoeven, 1985)
Maquetas de Emilio Ruiz para Conan el barbaro.

Para la película Los señores del acero unieron sus fuerzas Reyes Abades y Antonio Parra, cada uno respaldado por su equipo propio. Carlos Paradela y Miguel Sesé, estuvieron a cargo de los efectos de maquillaje y caracterización.
A finales de  la década de los ochenta y principios de los noventa comienzan a surgir una nueva generación de técnicos y artistas que poco a poco irán encontrando su camino hasta convertirse en  creadores de la mayoría de los efectos  en las películas que vemos hoy en día. Junto a ellos los veteranos que comenzaron en los años  cincuenta y sesenta van jubilándose y abandonando  el oficio, aunque algunos de ellos se resisten y continúan trabajando siempre que les llaman.

En cuanto a la producción nacional, se acometen algunos proyectos ambiciosos como: "El caballero del dragón" (Fernando Colomo, 1985) o "El dorado"(Carlos Saura, 1988) en los que se han de crear naves extraterrestres y recrear antiguas embarcaciones del siglo XVI.
"El caballero del dragón" con efectos de Reyes Abades, maquetas de Julián Martín y efectos  ópticos de Oscar Núñez y Chuck Cominsky.  Para el diseño de la nave espacial y el traje que vestía Miguel Bose se contó con la colaboración de  David Nadal, Alfonso Azpiri y Juan Jiménez.
 Reyes Abades (a la izquierda) con la maqueta de la nave extraterrestre., construida por el escultor y maquetista Vicente Jesús.
Tras el auge de finales de los 60 y principios de los 70, el cine de género fantástico y de terror,  reduce su producción drásticamente.  Los esquemas de producción cambian y se impone   la política de subvenciones, que significan un gran varapalo al cine de género fantástico.  Se potencia sin embargo un cine de  denuncia en el que se muestran las desigualdades sociales y  las injusticias del presenta y sobre todo las del régimen anterior.  El cine se convierte en un arma política con el que ajustar cuentas y, libre de la censura del franquismo, dar a conocer  las historias que antes no se podían contar. 
Una nueva generación de directores, guionistas y productores, que ya comenzaron en los setenta a crear un cine  libre de ataduras,  desarrollan completamente sus facultades, durante estos años gracias a una política de subvenciones que por otra parte perjudica enormemente al cine de género fantástico, de acción o de terror, que no busca otra cosa más que entretener.
 Durante estos años  y gracias  Pilar Miró se potencia  desde la Televisión española, la creación de series de televisión  basadas  generalmente en grandes éxitos literarios. Contando con presupuestos  adecuados se consiguen series de gran calidad artística que darán trabajo  y la oportunidad de lucirse, a muchos  técnicos  y artesanos españoles.
Películas de directores ya conocidos, como "Los santos inocentes" (Mario Camus, 1984), "El lute" (Vicente Aranda, 1987), "La vaquilla" (Luís García Berlanga, 1985), "Remando al viento" (Gonzalo Suárez, 1988) o la aparición de nuevos realizadores que se consolidaron durante esta década como Fernando Colomo (la vida alegre, 1986), Fernando Trueba (Sé infiel y no mires con quien (1985) o Pedro Almodóvar (Mujeres al borde de un ataque de nervios, 1988)
En estas películas los efectos especiales,  no suelen destacar por su espectacularidad, mas bien  buscan generalmente el realismo.  En la mayoría de los casos se trata de efectos que resultan casi invisibles, y que en muchos casos entrañan una gran dificultad.  El taller de Antonio Molina sigue adelante en manos de su hijo Juan Ramón, mientras que Reyes Abades se consolida con fuerza. Los veteranos como Basilio Cortijo aún tienen tiempo para dar muestras de su solvencia, así como los componentes de la cooperativa Cinefec  (Antonio Bueno (Puchini), Antonio Parra, José Antonio Balandín, etc.) y otros profesionales que trabajan por libre como Pablo Pérez, Fernando Pérez Escurra, Manuel Gómez, Tomas Urban etc.


Para "Santa Teresa de Jesús", serie producida por televisión española
Julián Martín Benito, Pintor y maquetista, estuvo a cargo de su construcción.
El ejemplo  perfecto para mostrar su trabajo dentro de la cinematografía española es la maqueta que pintó para "Los Santos inocentes" de Mario Camus. Una película de corte  naturalista, dramática y realista en la que los efectos especiales deben ser absolutamente invisibles. Reyes Abades se encargó de los efectos mecánicos y atmosféricos, disparos, niebla, lluvia, fuego etc. y Julián completó con una pintura en chapa la parte superior de un cortijo real. Julián Martín "julianin" comenzó a trabajar con Francisco Prosper a finales de los años 50 y rápidamente aprendió el oficio de pintor trabajando entre otras en las películas de Samuel Bronston.  Bajo las ordenes de Francisco Prosper y Francisco Asensio trabajando para directores de arte como Gil Parrondo o Enrique Alarcón. 


Julián Martín y Reyes Abades trabajaron juntos unos años después para recrear la tragedia del bombardeo de Guernica en la película de 1987 "a los cuatro vientos" que estuvo nominada al Goya a los efectos especiales.

En la película de  Manuel Gutiérrez Aragón "Feroz" (1984) uno de los personajes protagonistas era un oso. Parte de la película se rodó usando un oso real amaestrado, pero para algunos planos, se requería un oso falso. Para ello se construyó un traje, que incorporaba  un mecanismo para mover la boca y los ojos de forma realista.  De ello se encargaron  José Antonio Sánchez y José Quetglas.

Para probar la veracidad del truco, antes de rodaje, los técnicos de efectos sacaron a la calle el oso falso con un especialista dentro. Al ver la reacción de pánico de los transeúntes, se dieron cuanta de que  habían hecho un buen trabajo.

Aparte del cine de corte reivindicativo y social, la comedia fue el género protagonista en esta década.   Para la película de Pedro Almodóvar “Que he hecho yo para merecer esto” 1984) Francisco Prosper se encargo de los efectos especiales en loa que una niña con poderes telequineticos ayuda a carmen maura a quitar los muebles de la cocina y empapelarla. Los objetos vuelan suspendidos por hilos operados desde la parte superior de los decorados.

 Para la comedia "La Biblia en pasta" de Manuel Summers, 1984  se necesitaron  efectos especiales de todo tipo como maquetas, incendios, inundaciones, etc. Basilio Cortijo y Francisco Prosper unieron sus fuerzas para crear los efectos de esta disparatada comedia. En ella se recrearon algunos de los más famosos pasajes del antiguo testamento siempre en clave de comedia. La Torre de babel, El arca de Noe, etc. Maqueta e incendio de la torre de babel.
Del  taller de Antonio Molina, surgen trabajos tan emblemáticos como la espectacular explosión de “El crack” (1981) de José Luís Garci, en la que recrea perfectamente la detonación de una bomba en un coche, frente a la cabina de teléfono donde está Alfredo Landa, mientras la honda expansiva pulveriza el cristal de la cabina.  Aunque sus trabajos más espectacular
Probablemente serán los efectos de la dos películas de “El lute” (1987 y 88) de Vicente Aranda. Explosión en secuencia de “El crack”.


Sin embargo en los años 80 todavía algunos directores consiguen  mantenerse en el cine de género, dando pie a que puedan desarrollar su trabajo algunos de los mejores técnicos de efectos del país, y sobre todo, en el campo de los efectos de maquillaje.  Trabajando a contracorriente directores como Juan Piquer,  Paul Naschy José Maria Larraz o Amando de Ossorio, consiguen poner en marcha sus proyectos con sureste desigual.

El director que con más continuidad se acerca a este cine de género es el valenciano  Juan Piquer Simón, que tras el éxito de sus primeras películas a finales de los setenta, continúa su filmografía con títulos como:   "Misterio en la isla de los monstruos"( 1980), "Mil gritos tiene la noche" (1982), "Los nuevos extraterrestres"(1983), "Slugs" (1989) y "La grieta" (1990).
En la foto Gonzalo Gonzalo trabajando en la maqueta del barco de "Krakatoa", del que solo quedaba el casco y tuvo que restaurarlo y adaptarlo a la película "Misterio en la isla de los Monstruos"(1980).  


Tras más de diez años de trabajo en publicidad, Gonzalo Gonzalo se pasó al mundo del cine  como ayudante de decoración, trabajando en diversas películas y series de televisión. Colaboró con Juan Piquer en sus primeros largometrajes de aventuras y terror, trabajando como ayudante de decoración y maquetista a las ordenes de Francisco prosper y Emilio Ruiz, y finalmente como director de arte.

Junto a la experiencia de veteranos como Francisco Prosper y Emilio Ruiz, Juan Piquer se benefició del buen oficio de algunos de los mejores directores de fotografía españoles como Andrés Berenger y Juan Mariné.
Juan Piquer con unas maquetas durante el rodaje de "Slugs"(1988). Por la que Basilio Cortijo, Carlo de Marchis y Gonzalo Gonzalo ganaron el Goya a los efectos especiales.


Para el rodaje de "La grieta" (1989), de nuevo el equipo de FX lo compusieron  Basilio Cortijo y Carlo de Marchis, esta vez con Emilio Ruiz y la incorporación del ingles afincado en España Colin Arthur a cargo de los monstruos y efectos de maquillaje. El director de arte Gonzalo Gonzalo estuvo a cargo del diseño de las criaturas mutantes y del submarino.
Juan Piquer con uno de los muñecos que hizo Colin Arthur sobre el diseño de Gonzalo Gonzalo. Esta película obtuvo un merecido Goya a los efectos especiales en el año 1989.

Jacinto Molina “Paul Naschy”  consigue poner en pie algunos proyectos interesantes aunque mucho menos numerosos que en la década anterior.  Su personaje habitual del hombre lobo, Valdemar Daninsky vuelve en  El retorno del hombre lobo (1981) y  viaje a Japón con la coproducción  La bestia y la espada mágica, (1983) Salvador Sainz junto al maquillaje de Hombre lobo realizado por Fernando Florido  para La bestia y la espada mágica.
En El aullido del diablo (1987) Naschy interpreta a varios personajes clásicos del cine de terror como el monstruo de Frankenstein, Mister Hyde, Quasimodo, el fantasma de la Opera y por supuesto el hombre lobo. Todos ellos creaciones del  veterano maquillador Fernando Florido.

Amando de Osorio, otro director de películas de género de terror y acción, dirigió su última película en 1985. "Serpiente de Mar". Los efectos especiales eran de Tomas Urban y Francisco San José, con el trabajo de maquetas supervisado por el director de arte José Luís Galicia.
Para crear la serpiente de mar, se construyó una en miniatura para rodar con las maquetas de un puente, un faro y un embarcadero. Y parte del cuello y la cabeza del monstruo se reprodujeron  a tamaño natural para los primeros planos.
En la foto de la izquierda vemos a la serpiente en miniatura enroscada a una maqueta de un puente en el mar, provocando que el tren descarrile y caiga al agua.


Este tipo de películas, las llamadas "de monstruos", para que resulten convincentes necesitan de unos efectos especiales muy cuidados, lo que requiere un presupuesto adecuado. Curiosamente en nuestro país se han hecho y se siguen haciendo películas de género fantástico con presupuestos muy insuficientes. Como es el caso se "Serpiente de mar".  Sin embargo ahí queda el valor de los que aún con poco dinero, intentan sacar adelante proyectos complicados.

Otras películas de género fantástico y de terror con interesantes efectos fueron:  "Leviatán, monster dog (1984) de Claudio Fragasso, "Descanse en piezas "(1987) o "al filo del hacha"(1986) de José Antonio Larraz, la parodia del cine de terror "aquí huele a muerto"(1989) con el popular dúo de humoristas Martes y Trece, dirigida por Álvaro Sáenz de Heredia, o "Angustia"(1987) de Bigas Luna, con la que Francisco Teres ganó el primer Goya a los efectos especiales concedido por la academia de cine.

En los años noventa, aparece una nueva generación de directores que aún con presupuestos moderados, entran a saco en géneros casi olvidados en los que las escenas de acción tienen tanta importancia como las de diálogos; como la comedia fantástica, el terror,  incluso
la ciencia ficción. En el siguiente capitulo se hará un repaso a estas ultimas producciones.