Hace poco me he enterado del fallecimiento del constructor
de decorados Ramón Moya. Una gran pérdida para nuestro cine, ya que con su perdida se desvanece la memoria viva de una importante parte de la historia de nuestra cinematografia.
Ramón comenzó a trabajar en cine a mediados de los años cincuenta. Su padre tenía una carpintería y él desde niño aprendió el oficio. Con catorce años comenzó con el constructor Francisco Asensio en los Estudios CEA y pronto pasó de ser un simple carpintero de rodaje a jefe de carpintería. Formando parte del equipo de Asensio y de Paco Prosper, trabajó en la mayoría de las grandes producciones americanas rodadas en España en los años sesenta y setenta. El Cid, 55 días en Pekín, Lawrence de Arabia, la batalla de las Ardenas, Patton, Nicolás y Alejandra, etc.
Ramón comenzó a trabajar en cine a mediados de los años cincuenta. Su padre tenía una carpintería y él desde niño aprendió el oficio. Con catorce años comenzó con el constructor Francisco Asensio en los Estudios CEA y pronto pasó de ser un simple carpintero de rodaje a jefe de carpintería. Formando parte del equipo de Asensio y de Paco Prosper, trabajó en la mayoría de las grandes producciones americanas rodadas en España en los años sesenta y setenta. El Cid, 55 días en Pekín, Lawrence de Arabia, la batalla de las Ardenas, Patton, Nicolás y Alejandra, etc.
55Dias en Pekin
La caida del Imperio Romano
A principios de los ochenta empezó a trabajar ya
como jede de construcción y creó su propia empresa, que hasta la fecha se ha
convertido en la más exitosa del cine español. Aparte de
continuar creando decorados para producciones extranjeras como: Conan, El imperio del Sol, El Barón de Munchause,
Gladiator, Asterix y Obelix en los juegos olímpicos, etc.. También ha construido escenografías para películas
nacionales como El Laberinto del Fauno, Los Otros, Sangre de
Mayo o Las brujas de Zugarramurdi. Sus películas se cuentan por cientos y sería
imposible recordarlas todas.
Asterix y Obelix
El Barón de Munchausen
El Laberinto del Fauno
El Imperio del Sol
Tiovivo c.1950
La Academia de cine no concede premios Goya en la categoría
de construcción de decorados, si no Ramón Moya tendría una veintena de ellos en su haber. Sin
embargo si le concedieron un premio especial por su carrera en el año 2012.
Hace unos siete y
ocho años le entrevistamos Antonio y yo para nuestro libro sobre efectos
especiales "Los alquimistas del séptimo arte" Fue una gozada pasar
unas horas de charla con él en su oficina oyendo las historias y anécdotas de
su vida profesional.
Profesionalmente
nunca trabaj´r directamente para su empresa, pero si colaboré en algún
que otro trabajo de publicidad en los que construí atrezo y elementos específicos
para decorados creados por Moya. Estuve en su taller de visita, y alguna vez
trabajando, ambientando algún decorado.
Ramón Moya supo continuar la tradición de los grandes constructores
de dorados como Francisco Asensio, Enrique Bronchalo o Paco Prósper. Se rodeó de los mejores profesionales que había en los oficios artesanales; carpintero,
pintores y escayolistas. Construcciones Moya continua como una de las mejores
empresas de construcción de decorados de Europa, sus hijos que trabajaban con él
desde hace años, conocen bien el oficio y continuaran ofreciendo calidad y buen
trato.
De las numerosas historias y anécdotas que nos contó, voy a
rescatar solo dos. Y no de películas famosas, sino de dos proyectos que no se
llegaron a rodar, aunque en su preparación
se gastaron bastante dinero. Uno fue el proyecto de David Lean Nostromo. Se comenzaron a construir decorados en las
afueras de Madrid, en Colmenar, los exteriores de un puerto. Incluso se había construido el casco de un barco sobre unos raíles para
que se moviera y pareciese que entraba en el puerto. Los problemas de salud del veterano director
inglés paralizaron el proyecto y nunca se llego a rodar.
El otro fue Las cruzadas, un proyecto que debía
dirigir Paul Verhoeven con Arnold Schwarzenegger. Moya y su equipo se
desplazaron al castillo de Loarre en Huesca, y allí comenzaron la labor de reconstrucción.
Se levantó toda una muralla derruida, se reconstruyeron y agrandaron partes del
castillo y se arreglaron los interiores. Incluso se habían alquilado unas enormes
naves vacías en Alicante para acomodarse y construir los decorados de la ciudad de Jerusalén. Se había invertido ya bastante dinero y sin
saber muy bien porque la producción se paralizó y nunca se llegó a rodar. Aunque
años más tarde Ridley Scott retomó un proyecto similar , El reino de los cielo, que se rodó entre Marruecos y España, en
parte en el castillo de Loarre.
Con Ramon Moya se va otro de los grandes veteranos de
nuestro cine, representante de un oficio importante para la industria del
audiovisual. Su nombre es un referente y lo seguirá siendo en manos de sus
hijos. Su memoria quedará viva para siempre en los cientos de películas en los
que trabajó y atreves del recuerdo de los que le conocimos. Mandamos desde aquí
nuestro afectuoso saludo al maestro y un abrazo a su familia y amigos.
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