lunes, 30 de abril de 2018

Transparencias y retroproyección en el cine español.

   Probablemente algunos de vosotros, quizás los más mayores, recuerden haber oído el termino transparencia asociado a los efectos especiales del cine antiguo.  Hoy evidentemente con las técnica digitales se ha superado y es una técnica que ha caído en el desuso y prácticamente en el olvido. Y justamente por eso vamos a hacer un pequeño repaso a dicha técnica con algunos ejemplos. 

  Lo que en España llamábamos transparencias era denominado, más correctamente, por los anglosajones como retro proyección  "Rear Projection". La técnica es bastante sencilla. Los actores  se colocan delante de una pantalla sobre la que se proyectan imágenes en movimiento. La singularidad del truco es que se proyecta desde detrás de la pantalla y la imagen aparece en el frente. De esa forma la cámara  filma a los actores con una imagen de fondo previamente rodada. Esta técnica se usaba  muy a menudo  en el cine clásico de los años cuarenta y cincuenta, aunque estuvo en uso hasta hace poco.  La finalidad fundamental de este truco es la de poder rodar en los estudios de cine planos cortos y medios de actores  que supuestamente se encuentran en exteriores, sin tener que salir a la localización.  Era muy indicado para rodajes de interiores de coches, o vagones de trenes  en los que se colocaba la pantalla de retro proyección en las ventanas de los coches o vagones-decorado y se veían las imágenes del exterior mientras los actores  desarrollaban sus diálogos.

 Esquema de rodaje con retro proyección. 


   Una variante  similar del truco es el de la  pantalla azul o Blue screen. Aunque este es algo más complicado ya que se filma a los actores delante de una pantalla azul , o verde, y después se sustituye el fondo azul por  una imagen previamente filmada. Con este sistema podían  quedar en los bordes de las figuras de los actores unos restos de material original que no terminaba de desaparecer creando un efecto  extraño que delataba el truco.
   Con la  retroproyección no existía este peligro aunque la dificultad estaba en la correcta  iluminación de los actores para ajustarla completamente a la del fondo proyectado.  Este efecto se usó extensivamente en el cine español de los años cuarenta y fue progresivamente desapareciendo con la salida de los rodajes a exteriores.



Antonio Vico conduce un tranvía en la película "Fortunato" (1941, Fernando Delgado) Transparencia rodada en los estudios Chamartín, Madrid. 

   En la mayoría de los estudios de cine españoles ternían pantallas de retroproyección ( Chamartín, Sevilla Films, Ballesteros en Madrid, y Trilla- Orphea en Barcelona) y los directores de la época conocían el truco y lo usaban a menudo.  El publico de la época lo aceptaba con naturalidad.

"Viaje sin destino" (1942, Rafaél Gil) Estudios Trilla-Orfea, Barcelona.


"Neutralidad" (1949, Eusebio Fernandez Ardavin) Estudios Sevilla Films, Madrid

El director y el protagonista durante el rodaje de la escena con la pantalla de retro proyección al fondo. 

   Ya en el año 1941, Luís Marquina Pichot, dio una conferencia en la escuela especial de Ingenieros industriales en Madrid en la que explicó el uso de este trucaje: “la transparencia es sencillamente la proyección del fondo ante el cual realizan su escena los actores. Desde luego es el procedimiento más perfecto para fotografiar cualquier decorado que deba estar en movimiento: auto, tren, avión, barco, caballos, etc. Ante la pantalla de la transparencia se construye el interior del decorado correspondiente, supongamos, un vagón de tren. Bastará impresionar desde un tren autentico, el paisaje que se desee reproducir. La única dificultad aparente consiste en que la cámara tomavistas y la que proyecta el fondo deben marchar en perfecta sincronía, de modo que coincidan las obturaciones, pues de lo contrario, en lugar del fondo movible, obtendríamos un fondo totalmente negro”. Menciona Luís Marquina un magnifico proyector de transparencias que había en los estudios Chamartín, en Madrid. Con una intensidad de 200 amperios en el arco, pudiéndose variar las dimensiones de la pantalla que sirva de fondo  hasta tamaños que  podían reproducir por ejemplo: una terraza que da al mar, una tienda cuyos escaparates dan a la calle o un café desde el que puede verse el exterior de las calles de cualquier ciudad del mundo.

 José Isbert conduce por Madrid en "Un día perdido" (1954, José María Forqué) cuando en realidad estaba en los Estudios Ballesteros con la pantalla de transparencias detrás de la ventana del falso coche. 

El director de arte Enrique Alarcón utilizó las trasparencias en  varias ocasiones “había un proyector que proyectaba por retro lo que se había filmado previamente desde un tren, un coche u otro vehículo apropiado. Luego, el positivo obtenido se proyectaba desde atrás y los actores se colocaban en el decorado situado delante, con un falso volante en las manos y hacían como que conducían mientras decían las frases del dialogo”. 
En los años cincuenta, con la llegada del cine a color en España esta técnica se fue desechando ya que el trucaje resultaba mucho más obvio. Como señala Enrique Alarcón “El blanco y negro toleraba muy bien las transparencias, y lo cierto es que nadie se daba cuenta de ellas”. Evidentemente al público de hoy en día le resultan muy evidentes aquellos trucajes que sin embargo eran aceptados por los espectadores de aquellos años.

Las nuevas tendencias estéticas en los años cincuenta y sesenta potenciaron los rodajes en exteriores y paulatinamente se fue abandonando el uso de las transparencias, aunque tanto en el cine español como en el  resto del mundo se continuó utilizando esta técnica. Algunos directores como Alfred Hitchcock, fue uno de los que continuaron usándolo con frecuencia  hasta sus últimas películas.  





Rodaje de escena con retroproyección en los estudios Universal para la película "Cortina rasgada "(1966, Alfred Hitchcock)