jueves, 16 de agosto de 2018

Ramón Moya, constructor de decorados.

  Hace poco me he enterado del fallecimiento del constructor de decorados Ramón Moya. Una gran pérdida para nuestro cine, ya que con su perdida se desvanece la memoria viva de una importante parte de la historia de nuestra cinematografia.

   Ramón comenzó a trabajar en cine a mediados de los años cincuenta. Su padre tenía una carpintería y él desde niño aprendió el oficio. Con catorce años comenzó con el constructor Francisco Asensio en los Estudios CEA y pronto pasó de ser un simple carpintero de rodaje a jefe de carpintería. Formando parte del equipo de Asensio y de Paco Prosper, trabajó en la mayoría de las grandes producciones americanas rodadas en España en los años sesenta y setenta. El Cid, 55 días en Pekín, Lawrence de Arabia,  la batalla de las Ardenas, Patton, Nicolás y Alejandra, etc. 

55Dias en Pekin

La caida del Imperio Romano

  A principios de los ochenta empezó a trabajar ya como jede de construcción y creó su propia empresa, que hasta la fecha se ha convertido en la más exitosa del cine español.  Aparte de  continuar creando decorados para producciones extranjeras como: Conan, El imperio del Sol, El Barón de Munchause, Gladiator, Asterix y Obelix en los juegos olímpicos, etc..  También ha construido escenografías para películas nacionales como El Laberinto del Fauno, Los Otros, Sangre de Mayo o Las brujas de Zugarramurdi. Sus películas se cuentan por cientos y sería imposible recordarlas todas.

Asterix y Obelix

El Barón de Munchausen

El Laberinto del Fauno

El Imperio del Sol

Tiovivo c.1950

  La Academia de cine no concede premios Goya en la categoría de construcción de decorados, si no Ramón Moya tendría  una veintena de ellos en su haber. Sin embargo si le concedieron un premio especial por su carrera en el año 2012.


  Hace unos siete y ocho años le entrevistamos Antonio y yo para nuestro libro sobre efectos especiales "Los alquimistas del séptimo arte" Fue una gozada pasar unas horas de charla con él en su oficina oyendo las historias y anécdotas de su vida profesional.   


  Profesionalmente  nunca trabaj´r directamente para su empresa, pero si colaboré en algún que otro trabajo de publicidad en los que construí atrezo y elementos específicos para decorados creados por Moya. Estuve en su taller de visita, y alguna vez trabajando, ambientando algún decorado. 

  Ramón Moya supo continuar la tradición de los grandes constructores de dorados como Francisco Asensio, Enrique Bronchalo o Paco Prósper.  Se rodeó de los mejores profesionales que había  en los oficios artesanales; carpintero, pintores y escayolistas. Construcciones Moya continua como una de las mejores empresas de construcción de decorados de Europa, sus hijos que trabajaban con él desde hace años, conocen bien el oficio y continuaran ofreciendo calidad y buen trato.

  De las numerosas historias y anécdotas que nos contó, voy a rescatar solo dos. Y no de películas famosas, sino de dos proyectos que no se llegaron a  rodar, aunque en su preparación se gastaron bastante dinero. Uno fue el proyecto de David Lean Nostromo.  Se comenzaron a construir decorados en las afueras de Madrid, en Colmenar, los exteriores de un puerto. Incluso se había construido  el casco de un barco sobre unos raíles para que se moviera y pareciese que entraba en el puerto.  Los problemas de salud del veterano director inglés paralizaron el proyecto y nunca se llego a rodar.
 El otro fue Las cruzadas, un proyecto que debía dirigir Paul Verhoeven con Arnold Schwarzenegger. Moya y su equipo se desplazaron al castillo de Loarre en Huesca, y allí comenzaron la labor de reconstrucción. Se levantó toda una muralla derruida, se reconstruyeron y agrandaron partes del castillo y se arreglaron los interiores. Incluso se habían alquilado unas enormes naves vacías en Alicante para acomodarse y construir  los decorados de la ciudad de Jerusalén.  Se había invertido ya bastante dinero y sin saber muy bien porque la producción se paralizó y nunca se llegó a rodar. Aunque años más tarde Ridley Scott retomó un proyecto similar , El reino de los cielo, que se rodó entre Marruecos y España, en parte en el castillo de Loarre.


  Con Ramon Moya se va otro de los grandes veteranos de nuestro cine, representante de un oficio importante para la industria del audiovisual. Su nombre es un referente y lo seguirá siendo en manos de sus hijos. Su memoria quedará viva para siempre en los cientos de películas en los que trabajó y atreves del recuerdo de los que le conocimos. Mandamos desde aquí nuestro afectuoso saludo al maestro y un abrazo a su familia y amigos.