Uno de los trabajos artesanos de nuestro cine que han ido desapareciendo en
las últimas décadas ha sido el de pintor de forillos. Ya desde los ochenta y noventa, los forillos fotográficos
fueron ganando terreno a los pintados, hasta la actualidad. Hoy en día apenas se utilizan los
forillos pintados, habiendo sido desplazados por las ampliaciones fotográficas.
Por si alguien se pregunta que es eso de
los forillos, la respuesta es muy sencilla, son
las vistas que se ven de fondo en decorados creados en el interior de los
platós. Generalmente son fondos pintados
de paisajes urbanos o campestres. Cuando
un actor abre la puerta de una casa de campo y el decorado se ha construido en
un plató se solía recurrir a un forillo pintado del paisaje que debía verse de
fondo.
Don Quintín el amargao (1935)
También se pintaban fondos en
grandes decorados creados en los estudios de cine, para crear profundidad en
escenas urbanas o paisajes campestres.
Fortunato (1941)
Desde el cine mudo esta técnica
se ha usado en todas las cinematografías. En España hemos tenido grandes profesionales
y excelentes pintores de forillos. Por desgracia,
es una artesanía que ha ido cayendo en
desuso y prácticamente apenas quedan ya pintores de forillos en activo.
Ella, él y sus millones (1944)
La tradición de los forillos de
cine viene de los telones pintados de teatro. Es de suponer que los primeros forillistas debían
ser pintores y escenográfos teatrales. Con el tiempo en la industria del cine
español se fueron creando los oficios y departamentos en los que artistas y técnicos
fueron desarrollando sus carreras.
Las inquietudes de Shanti Andia (1946)
Uno de los primeros forillistas
conocidos fue el pintor Enrique Salvá que con los años llegó a ser director de
arte. Con el aprendió el oficio un jovencísimo
Emilio Ruiz del río que se convirtió en
su ayudante en el año 1942.
Alba de America (1951)
Emilio Ruiz trabajó como
forillista sobre todo en la década de los 40 y 50 y 60, pintando cientos de
paisajes para películas españolas y extranjeras rodadas en nuestro país.
S.O.S. Abuelita (1959)
Villa cabalga (1968)
Otro excelente pintor forillista
que llegó a ser director de arte fue
Antonio de Miguel, que durante la década de los cincuenta y sesenta trabajó
como ayudante del director artístico Enrique
Alarcón.
También en los años sesenta Julián Martín
se convirtió en uno de los forillistas más destacados de nuestro cine.
La violetera (1958)
La casta Susana 19863)
Ya a mediados de los sesenta y sobre todo en
los setenta, el uso de forillos fue disminuyendo progresivamente. Los rodajes
en plató eran cada vez mas escasos dando
paso a las localizaciones reales. En las últimas décadas son pocas las
ocasiones en las que podemos ver forillos pintados en cine o televisión.
Por suerte en el teatro aun se
usan y existen varios talleres de pinturas de telones y forillos.
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